Chile – y el mundo- se encuentra viviendo momentos de incertidumbre. Tras el estallido social de octubre de 2019, la pandemia del Covid -19 presente hasta hoy y el proceso eleccionario que estamos viviendo (constituyentes, alcaldes, gobernadores, primarias presidenciales), nos encontramos en una etapa de cambios e incertidumbre, lo que tiende a postergar la inversión y desacelerar el crecimiento de las empresas y la economía.
Las empresas por tanto navegan en un mar de incertidumbre, y la participación e involucramiento del directorio es clave en esta etapa para resguardar y monitorear el valor de la compañía.
Las principales acciones que debe seguir un directorio en tiempos turbulentos, adicionales a sus funciones habituales, son:
- Revisar el plan estratégico de la compañía y enmendar los objetivos de ser necesario. (Si no tiene uno, hágalo)
- Diversificar el riesgo y concentración de los negocios. Evaluar diversificación geográfica y protecciones cambiarias, entre otras.
- Adelantarse a las necesidades de financiamiento en un escenario de tasas de interés fluctuantes y al alza.
- Gestión de la liquidez, desde las políticas de crédito y cobranza, hasta los planes de inversiones. Llevar y monitorear mensualmente el flujo de caja.
- Medir el impacto de potenciales alzas de impuestos e imposiciones y buscar formas de minimizar su incidencia en los resultados de corto, mediano y largo plazo.
- Monitorear constantemente el valor de la empresa, y planificar cómo seguir construyendo valor aún en escenarios de incertidumbre.
Esto además del monitoreo activo de los avances y resultados mensuales de la compañía, sin descuidar la planificación comercial ni perder de vista el core business.