Para el empresario, muchas veces fundador de su negocio, que ha hecho crecer y al que le ha dedicado su vida, su empresa es como un hijo y generalmente suele tener una expectativa inflada de su valor por los condicionantes subjetivos que conlleva.
Por eso recomendamos que, si piensas vender tu empresa, te pongas en los zapatos del comprador, pues él verá las cosas de otro manera. Su principal pensamiento será: «Si pago todo eso por la empresa, ¿cómo voy a ganar yo dinero?».
En cualquier caso, un comprador utilizará el método que demuestre que vale poco y un vendedor usará otro para demostrar que vale mucho.
Pero hay métodos más confiables y precisos que otros, siendo el más utilizado el de los Flujos de Caja descontados, dado que es el único que se hace cargo de responder la pregunta más relevante a la hora de evaluar un negocio que es cuánta caja puede este generar a futuro. Aún así cuando se valora para negociar una compraventa de empresa, todos los métodos son válidos si sirven para apoyar racionalmente una negociación, dado que al final del día, una empresa vale lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella.
Pero si quieres vender bien el trabajo de muchos años te interesará valorizar tu empresa de la forma más seria y profesional posible, de manera de contar con sustentos sólidos de cara a defender su verdadero valor.