El proceso de compra de empresas es una de las decisiones estratégicas más importantes que puede tomar una organización. Ya sea para expandir operaciones, aumentar su cartera de clientes, acceder a nuevas tecnologías, reducir competencia o generar sinergias, esta operación va mucho más allá de una simple transacción comercial.
Involucra análisis financieros, sinergias comerciales y operacionales, aspectos legales y culturales, además de una planificación detallada y un proceso riguroso que garantice que la adquisición aporte verdadero valor.
En este artículo te explicamos en profundidad cada etapa clave para llevar a cabo una compra exitosa.

Definir los objetivos estratégicos detrás de la compra
Todo proceso de compra de empresas comienza con una pregunta fundamental: ¿por qué queremos adquirir otra compañía? Las razones pueden ser diversas.
Algunas empresas buscan crecer en nuevos mercados, otras desean adquirir capacidades que no pueden desarrollar internamente, o bien, quieren acelerar su proceso de crecimiento con un proceso menos riesgoso. También puede tratarse de una estrategia de consolidación, para reducir la competencia o mejorar la eficiencia mediante sinergias operativas.
Tener claridad sobre los objetivos no solo permite enfocar la búsqueda, sino también diseñar una estrategia de adquisición coherente con la visión de largo plazo de la empresa compradora.
Establecer los criterios que debe cumplir la empresa objetivo
Con los objetivos definidos, el siguiente paso consiste en traducirlos en criterios concretos de búsqueda. Esto permite acotar el universo de posibles compañías a evaluar.
Algunos criterios comunes incluyen el sector industrial, el tamaño de la empresa, su ubicación geográfica, el perfil de clientes, la salud financiera, o el porcentaje de participación deseado (mayoritario o minoritario).
Al definir estos criterios, el comprador establece una “hoja de ruta” que servirá para guiar todas las etapas posteriores del proceso.

Identificar y filtrar empresas candidatas a través de un proceso de scouting riguroso
Una vez que se tiene claridad sobre qué se busca, comienza el trabajo de campo: el scouting. Esta etapa consiste en identificar empresas que cumplan con los criterios definidos.
Para ello se utilizan herramientas como bases de datos especializadas, redes de contacto, análisis de mercado y revisión de información pública y privada.
Al identificar empresas candidatas, es clave hacer una primera evaluación estratégica. Este filtro inicial permite determinar si hay encaje con los objetivos definidos y ayuda a priorizar las oportunidades de mayor valor potencial.
Realizar una evaluación preliminar que permita estimar el valor de la empresa
Antes de avanzar con cualquier oferta, se realiza una primera valorización de la empresa objetivo. Esta evaluación considera aspectos como los estados financieros, la estructura de ingresos y costos, la cartera de clientes, el posicionamiento competitivo y el modelo de negocio.
El objetivo de esta etapa es tener una idea razonable del valor de la compañía, anticipar posibles riesgos y definir un rango de precio que sirva de base para las negociaciones futuras.
Emitir una Carta de Intención (LOI) para formalizar el interés y establecer los términos preliminares
Cuando el análisis preliminar es favorable, el comprador puede emitir una Carta de Intención o Letter of Intent (LOI). Este documento no es vinculante, pero sirve como declaración formal de interés y establece los términos generales de la futura transacción.
En la LOI se suelen detallar el precio estimado de compra, las condiciones de pago, el porcentaje accionario deseado y los plazos para llevar a cabo la operación. También es habitual que se incluya un período de exclusividad, durante el cual el vendedor se compromete a no negociar con otros compradores.

Firmar un Memorándum de Entendimiento (MOU) que refleje los compromisos clave antes del contrato final
En algunos casos, una vez aceptada la LOI, ambas partes deciden firmar un Memorándum de Entendimiento (MOU). Aunque tampoco es un contrato vinculante, este documento refleja un mayor grado de compromiso y alinea a ambas partes respecto a la estructura general de la transacción.
El MOU suele incluir aspectos como el cronograma estimado, los roles y responsabilidades de cada parte, los acuerdos de confidencialidad, los próximos pasos del proceso y las condiciones que deberán incluirse en el contrato definitivo.
Iniciar un proceso de Due Diligence para validar la información clave y detectar posibles riesgos
La Due Diligence es una auditoría completa que se realiza sobre la empresa objetivo. El propósito de esta etapa es confirmar que toda la información presentada por el vendedor es veraz y completa. A su vez, permite identificar riesgos que podrían impactar negativamente el valor de la operación.
En esta fase se revisan los estados financieros, la situación tributaria, los contratos clave, los pasivos ocultos, el cumplimiento normativo, la cultura organizacional y otros elementos críticos del negocio.
Muchas veces, es en esta instancia donde se decide si avanzar o no con la compra de empresas.

Negociar y firmar el contrato definitivo que formaliza la compra de la empresa
Una vez superada la etapa de Due Diligence, se procede a la redacción del contrato vinculante. Este documento puede adoptar la forma de un Share Purchase Agreement (SPA) si se adquieren acciones, o un Asset Purchase Agreement (APA) si se compran activos específicos.
El contrato definitivo detalla el precio final, la forma de pago, las garantías legales, las condiciones de traspaso, y cualquier cláusula sobre la permanencia o salida de los socios actuales. Es el instrumento legal que oficializa la operación y protege los intereses de ambas partes.
Ejecutar un proceso de integración que permita capturar el valor de la operación
Tras la firma del contrato comienza una etapa igualmente crítica: la integración. Aquí se definen las acciones necesarias para fusionar ambos negocios de manera eficiente. Esto puede incluir la retención de talento clave, la integración de equipos, sistemas y procesos, y la gestión de la cultura organizacional.
Una integración bien planificada es clave para maximizar el valor de la adquisición. Por el contrario, una integración mal ejecutada puede generar fricciones internas y poner en riesgo el retorno esperado.

Compra de empresas: una decisión estratégica que requiere preparación y acompañamiento experto
El proceso de compra de empresas implica una serie de pasos interdependientes que deben ejecutarse con precisión. Cada etapa —desde la definición de objetivos hasta la integración final— demanda conocimientos técnicos, experiencia práctica y una visión estratégica de largo plazo.
Por eso, contar con el apoyo de asesores expertos en M&A no solo facilita el proceso, sino que aumenta significativamente las probabilidades de éxito.
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